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EDULCORANTES ARTIFICIALES

EDULCORANTES ARTIFICIALES

Los edulcorantes artificiales o sustitutos del azúcar, son sustancias que se utilizan reemplazando el azúcar de mesa para endulzar alimentos y bebidas. Sin embargo, desde hace un tiempo la polémica sobre la seguridad de estas sustancias va en aumento.

Los edulcorantes artificiales o sustitutos del azúcar, son sustancias que se utilizan reemplazando la sacarosa (azúcar de mesa) para endulzar alimentos y bebidas. Su poder edulcorante es mayor que el del azúcar, por lo que se necesitan menos cantidades, y su valor calórico es mucho menor, por lo que de entrada parecen muy interesantes para la pérdida de peso y la diabetes.
Sin embargo, desde hace un tiempo la polémica sobre la seguridad de estas sustancias va en aumento. La asociación de la sacarina con el cáncer apareció ya en los años setenta y actualmente se relaciona con un mayor riesgo a sufrir alteraciones metabólicas, como la intolerancia a la glucosa. Por lo tanto, los edulcorantes y su inocuidad se encuentran en un mundo lleno de controversia.


¿Es seguro seguir recomendando edulcorantes o productos edulcorados para la pérdida de peso?

Por un lado parece ser que estudios controlados aleatorizados muestran que refrescos con edulcorantes son beneficiosos para la pérdida de peso, siempre y cuando se esté siguiendo una dieta equilibrada, un estilo de vida saludable, y en las cantidades diarias máximas autorizadas. Este hecho sin embargo, parece tener más que ver con la reducción de consumo de bebidas azucaradas que por el efecto que puede tener el edulcorante artificial en sí. Al tiempo que se consume una bebida edulcorada no se está consumiendo de azucaradas, por lo tanto, la recomendación puede ir más dirigida a la sustitución de los mismos cuando se incorpora a un plan nutricional de pérdida de peso. Así pues, no hay evidencia suficiente para indicar que los edulcorantes artificiales son los encargados de disminuir la ingesta energética, bajar el peso corporal y reducir el riesgo metabólico.

Si bien falta evidencia para relacionar los edulcorantes con la pérdida de peso, también faltaba para demostrar los posibles efectos adversos. El interés y el creciente conocimiento de la microbiota intestinal en los últimos años, hace estudiar el impacto que pueden tener los edulcorantes artificiales sobre estos microorganismos y sus funciones fisiológicas.

EDULCORANTES ARTIFICIALES, MICROBIOTA INTESTINAL E INTOLERANCIA A LA GLUCOSA

Un importante estudio publicado en la revista Nature encabezado por investigadores del Instituto Weizmann de Revohot, Israel, apuntó la relación de los edulcorantes artificiales con posibles efectos adversos como la intolerancia a la glucosa y el síndrome metabólico.
Como principal conclusión afirma que los edulcorantes artificiales provocan cambios en la composición y función de la microbiota intestinal, aumentando en consecuencia, la probabilidad de desarrollar alteraciones metabólicas. La microbiota intestinal es la población de bacterias que vive en el intestino de cada persona, es un mundo todavía poco conocido pero del que ya se han descrito numerosas funciones fisiológicas.
El estudio pretendía demostrar en ratones qué rutas metabólicas relacionadas con la susceptibilidad a padecer síndrome metabólico quedaban alteradas por estos edulcorantes artificiales.
El síndrome metabólico es un conjunto de condiciones caracterizado por hipertensión arterial, un nivel alto de triglicéridos y de colesterol LDL, un azúcar en sangre elevado, y una concentración de grasa abdominal que conjuntamente predisponen a padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes mellitus tipo 2. Uno de los primeros pasos que dirigen el síndrome metabólico es la intolerancia a la glucosa, que sucede cuando el cuerpo no puede hacer frente a las grandes cantidades de azúcar que recibe de la dieta. Según esta nueva publicación los edulcorantes artificiales tienen efecto directo sobre la capacidad del cuerpo para utilizar la glucosa.

INTERVENCIÓN CON RATONES

El trabajo consistía en valorar la administración de varias soluciones de agua con edulcorantes artificiales en los 3 grupos intervención: agua y sacarina, agua y sucralosa, agua y aspartamo, frente a los grupos control que tomaban agua, agua y glucosa o agua y sacarosa . En la semana 11 ya se demostraba que los grupos intervención tendían a la intolerancia a la glucosa, factor que suele considerarse como una de las primeras fases hacia el desarrollo de la diabetes. Esta tendencia fue mayor en la sacarina. El experimento se repitió con diferentes tipos de ratones y varias dosis de edulcorantes y dieron los mismos resultados.
Para analizar cómo de implicada estaba la microbiota en este fenómeno, administraron antibióticos, los cuales hicieron mermar la población de bacterias y redujo también la intolerancia a la glucosa, haciendo desaparecer picos de glucosa que anteriormente se apreciaban.
El estudio avanzó con la transferencia de microbiota de ratones que consumían edulcorantes artificiales en ratones que no lo hacían, provocando la transmisión de la intolerancia a la glucosa. Este hecho, fue por los autores, una prueba concluyente de que los cambios en las bacterias intestinales eran los responsables de los efectos nocivos para el metabolismo. Aunque se desconozca el proceso exacto, los productos producidos por algunas bacterias podrían aumentar la producción de glucosa en el organismo e incrementar así la glucosa en sangre.


EFECTOS EN HUMANOS

¿Funciona la microbiota humana de la misma manera?
Primeramente, un estudio donde se valoraba el consumo de edulcorantes artificiales a largo plazo mediante el cuestionario de frecuencia de consumo validado y otros parámetros clínicos en pacientes no diabéticos se relacionó con un conjunto de factores relacionados con el síndrome metabólico.
Después, en un experimento controlado, se hizo un seguimiento de 7 voluntarios que no usaban anteriormente edulcorantes y les hizo consumir durante una semana la dosis diaria máxima aceptada de sacarina (5mg / Kg de peso / día). A pesar de ser a tan corto plazo los individuos ya presentaron respuestas glucémicas alteradas y la composición de su microbiota también había variado.

Los investigadores apuntan que ciertas bacterias de los intestinos de las personas que desarrollan intolerancia a la glucosa reaccionan a los edulcorantes artificiales secretando sustancias que luego producen respuestas inflamatorias similares a una "sobredosis de azúcar" y promueven cambios en el cuerpo para utilizarla. Se concluye que la sacarina modula directamente la composición y la función de la microbiota, induciendo disbiosis, lo que explica el fenotipo de la intolerancia a la glucosa.
Sea como sea, para la determinación de cómo nos afectan los alimentos que comemos será clave el conocimiento de la relación con nuestras bacterias.
La gran contribución a erradicar la problemática de la pandemia de obesidad y sobrepeso que parecía aportar estos edulcorantes artificiales ha dado un giro y parece hacer un efecto totalmente nocivo.
Son muchos los expertos que advierten que hay que tener precaución con las afirmaciones que se dan y recuerdan que son necesarios nuevos estudios más significativos. Estos resultados deben ser el motor de nuevas investigaciones y recuerdan que hay también un gran número de hallazgos que señalan la seguridad y los beneficios de estos edulcorantes artificiales. También se ha criticado fuertemente la cantidad excesiva que se administra para realizar los experimentos, ya que no son las que se consumen normalmente.
Esta crítica también presenta mucho debate por su discutible certeza. ¿Cuánta cantidad de edulcorantes artificiales consumimos diariamente? ¿Ingerimos más de la que nos imaginamos?


EDULCORANTES OCULTOS
Los edulcorantes artificiales que se utilizan como aditivos son incorporados intencionadamente a los alimentos para potenciar su sabor y aportarles a ellos dulzura. Los numerosos problemas de salud como la obesidad y problemas dentales que se han atribuido al azúcar han hecho que el consumo de productos sin azúcares añadidos, 0% azúcares o light haya disparado considerablemente. En la mayoría de estos productos se utilizan los edulcorantes artificiales como sustitutos del azúcar, la industria alimentaria los ha incorporado para promover sus productos como saludables y aptos para personas con diabetes.
A continuación se muestra una tabla de los principales edulcorantes utilizados en España, junto con la ingesta diaria admisible.

 

EDULCORANTE

INGESTA DIARIA ADMISIBLE (IDA)

Aspartamo (E951)

40 mg/ Kg peso/ día

Sucralosa (E955)

15 mg/ Kg peso/ día

Sacarina (E954)

5 mg/ Kg peso/ día

Neotame (E961)

2 mg/ Kg peso/ día

Acesulfame potásico (E950)

9 mg/ Kg peso/ día

Ciclamato (E952)

7 mg/ Kg peso/ día

Advantame (E969)

5 mg/ Kg peso/ día

El hecho de tomar algo sin azúcar, light o cero, interfiere nuestra percepción en la elección de la opción saludable. Hace que se tome más cantidad de estos productos edulcorados, y la creencia de poder tomar más cantidad de algún otro producto más calórico en compensación.
El uso moderado de la cantidad de edulcorantes artificiales será clave en la prevención de los riesgos asociados a estas sustancias.
Hay que prestar especial atención a las bebidas light o cero, galletas y snacks 0% azúcares añadidos, los yogures 0%, salsas light, ... por su contenido en edulcorantes artificiales. También se han encontrado estas sustancias en productos farmacéuticos tales como suplementos o complementos. Es un mundo que va mucho más allá del sobre de edulcorante que se puede añadir al café con leche.
Por otro lado, y adentrándose en los productos sin azúcar, hay que hacer una pincelada sobre otro componente interesante y polémico que puede encontrarse como ingrediente. Se trata de la fructosa. Algunos fabricantes de productos "sin azúcar" la intercambian por fructosa y existe la creencia de que de esta manera le producto es "apto para diabéticos" y nada más lejos de la realidad.

La fructosa
La fructosa es un azúcar que suele ingerirse como sacarosa (azúcar de mesa). La sacarosa está formada por una molécula de glucosa y una de fructosa. Es el principal azúcar de las frutas, numerosos vegetales y de la miel.
La glucosa se polimeriza en forma de almidón y genera una respuesta insulínica. La glucosa es la fuente de energía de las células y un intermediario metabólico esencial.
A diferencia de la glucosa, la fructosa no es necesaria para la mayoría de las células, no tiene ninguna reacción bioquímica que la implique ni ninguna importancia fisiológica. Su exceso promueve la lipogénesis, y la resistencia a la insulina que impulsa el síndrome metabólico, sin embargo promueve especies reactivas de oxígeno (Ros) por lo que tiene efectos negativos más allá de sus calorías.
La principal característica que puede hacer interesante la fructosa es su bajo índice glucémico, es decir, su bajo efecto en el aumento de los niveles de azúcar en sangre. Este es lo que ha llevado a utilizar la fructosa en sustitución de la sacarosa y se haya recomendado a pacientes con diabetes. Su uso comercial como aditivo en alimentos y bebidas radica en su bajo cuerpo y por la alta dulzor que aporta. 
¿Es sin embargo, un edulcorante tan beneficioso como se cree?
Hay que mirar la otra cara de la moneda. Las acciones de la fructosa podrían ser similares a las del etanol (el alcohol). La fructosa genera lípidos intrahepáticos, inflamación y resistencia a la insulina. El consumo de fructosa se correlaciona con el desarrollo de esteatosis hepática (hígado graso) y estatohepatitis no alcohólica. La fructosa parece no afectar de forma depresiva el sistema nervioso central como lo hace el alcohol, pero si parece llevar a una ingesta continuada independiente de la necesidad energética y formar parte de un círculo vicioso con dependencia.
De manera adicional, aunque la industria alimentaria defienda su seguridad y su bajo índice glucémico, hay que tener en cuenta que a menudo la fructosa se encuentra junto con la glucosa, por lo que sí aumentaría la respuesta insulínica. Así pues, su rasgo interesante quedaría eclipsado.
Hay estudios que evidencian los efectos adversos descritos cuando la ingesta de fructosa es excesiva. La toxicidad, sin embargo, dependerá del contexto y de la condición física de cada uno. Parece ser que las complicaciones que puede presentar observan en pacientes con dietas hipercalóricas.
Hay que dejar claro que la fructosa proveniente de frutas y vegetales, donde se origina de forma natural, no se acerca a las cantidades perjudiciales de esta sustancia. Además en estos alimentos hay componentes como la fibra, vitaminas, minerales y enzimas beneficiosos que contribuyen a efectos metabólicos positivos. No será pues, la fructosa el problema sino las dosis masivas a las que nos estamos exponiendo por su uso como edulcorante añadido.

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Jefe de Servicio @doctorasesmilo Especialista en endocrinología de la gestación/reproducción Coordinadora de la Unidad de hipófisis Coordinadora de la Unidad de tiroides


Dietista-Nutricionista Educadora en diabetes Coordinadora de la unidad de Diabetes Especialista en tecnologías en diabetes, diabetes tipo 1 y diabetes pediátrica Responsable unidad de nutrición clínica


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